sábado, 8 de marzo de 2014

DETRÁS DEL CRISTAL de Mayte Esteban


Título: Detrás del cristal
Autor: Mayte Esteban
Editorial: Ediciones B
Año publicación: 2014
Nº de páginas: 280 páginas
ISBN: 9788415420712
Género: Novela, ficción.






Autora
 Mayte Esteban nació en Guadalajara y reside actualmente en Segovia. Se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Alcalá de Henares y escribe desde que era muy joven. Es autora de cuatro novelas de diferentes temáticas: La arena del reloj (2011), Su chico de alquiler (2011), El medallón de la magia (2012) y Detrás del cristal (2013).
Ha ganado dos premios en concursos de narraciones breves con los relatos La vida en papel (2008), una historia sobre sueños rotos, y El reflejo (2009), que es la historia inventada del cuadro de Velázquez La Venus del espejo.
Tiene un blog, El espejo de la entrada.


Sinopsis
Andrés Gálvez, un joven ejecutivo, lleva meses preparando unas vacaciones en el Caribe con su novia para escapar de los compromisos de las fiestas navideñas, sin sospechar que su vida está a punto de trastocarse por completo.
La situación económica de Ana Iriarte es desesperada. Ha buscado con quién dejar a su bebé esa noche para acudir a un trabajo eventual, pero ni su única amiga, Raquel, puede ofrecerle ayuda, pues también tiene un grave problema: pasa por un mal momento con su marido como consecuencia de los emails que está recibiendo de un desconocido.
La desesperación empuja a Ana a cometer una locura que puede costarle muy cara.
Ana ha aprendido a vivir sola pero, esta vez, cuando su vida se tuerza y su camino se cruce con el de Andrés, ¿se atreverá a vivir?

"Está permitido equivocarse. Lo que es cobarde es no intentarlo"


Opinión
Tras haber leído La arena del reloj, me quedé con ganas de más y coincidiendo con su puesta en papel, decidí ponerme con esta historia, de la que tan bien estaban hablando, y ya sé porqué.
Detrás del cristal es la historia de un puñado de personajes que en un par de días, ven como todo se transforma, y como la realidad y el destino juega con ellos como quiere, haciendo que todo lo que hasta ese momento era habitual o sólido, se transforme.
Ana Iriarte, una chica de 26 años que llegó a Madrid, huyendo de una familia que no era demasiado normal, conoció a un hombre con el que tuvo una relación, salió bastante escaldada y tuvo sola a su hijo Pablo, un bebé de diez meses que es el centro de su vida.
Pero ahora se encuentra en esa gran ciudad, sola, desamparada y desesperada, cansada de buscar trabajo y de malvivir en un cochambroso piso, del que la van a echar en cualquier momento por no poder pagarlo. Hace malabares con lo poco que gana echando unas horas en bares y otros trabajos que le busca su amigo Pedro.

Andrés Gálvez es un ejecutivo exitoso, dueño de un fantástico piso, maniático del orden, el trabajo y las cosas programadas y que se va de viaje al Caribe con el amor de su vida, Irene, modelo, a la que por fin y tras mucho pensarlo, le va a pedir que viva con él.

Pero Irene, tiene sus propios planes, entre los cuales ya no está Andrés.

Raquel, amiga de Ana, vive los primeros pasos de un infierno, en el que se está transformando su matrimonio con Paco al que quiere con locura. Un infierno de malos tratos, que se verá agudizado por la recepción por parte de ella de unos correos de un desconocido, que en la distancia intenta darle ánimos.

La vida con sus ironías hace Ana necesite desesperadamente trabajar la noche del 22 de diciembre, y no consigue que ni Raquel ni nadie se quede haciendo de canguro de su hijo y acaba tomando a decisión más insólita, y desesperada: dejarle a Andrés una nota en la puerta para que le cuide a Pablo, diciéndole que luego lo recogerá.
Y a partir de ahí todo será una vorágine de situaciones en las que habrá encuentros, desencuentros, malentendidos, risas, humor, ironía, y amor.
No puedo ni debo contar más. Hay que leer, sé que siempre lo digo, pero es que aquí hay que leerlo, porque hay que ir viviéndolo, porque es imposible describir lo que se siente.
La autora va llevándonos de su pluma, a sentir. Y cuando digo sentir, lo digo con todo su significado, SENTIR, así con mayúsculas, porque sentiremos desesperación, rabia, frustración, pena, ternura cada vez que Pablo nos sonríe, impotencia cuando la vida sencillamente siga su curso arrollando todo por delante, pena, dolor, frustración, miedo cuando seamos testigos del maltrato.
Y mientras tanto, se van a ir disponiendo las piezas como un puzzle, en el que todo tiene su sentido, su porqué y su instante. Ese entramado que se despliega ante nosotros y en el que cada uno va tomando posiciones, moviéndose hasta llegar al final.
Ese final que la autora escribió para mí. Porque es imposible que sin conocerme me haya escrito y me haya descrito tan bien.
Y con ese final dedicado, cerré llorando la última página.
Y es que es una novela de sentimientos.

En cuanto a su forma de escribir, es sencilla, delicada, de líneas claras, directas, sin grandes descripciones de lugares o sensaciones, con una naturalidad pasmosa, y un lenguaje nada rebuscado construye una novela muy divertida, con mucha ironía, y demasiado actual. Te atrapa, no te suelta, te sorprende, aunque sea algunas veces previsible, y con tan poco y tanto a la vez, te pega un mordisco en el corazón, y te deja seguir como llegó, suavemente.

No es el tipo de literatura al que yo estaba acostumbrada, y por eso me he sentido sorprendida de su efecto en mí.
Y por mucho que yo gaste palabras, lo que realmente quiero decir es que tenéis que leerla, porque es por más que yo quiera, indescriptible.



Ya me contaréis.

Saludos y nos vamos leyendo.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por tu reseña, Mari. Me alegra saber que el libro, aunque no fuera del tipo de los que sueles elegir, te haya mordido el corazón. Prometo seguir contando historias que te pellizquen.

    Un beso enorme!!

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    1. Muchas gracias por comentar, esto es un lujo. Enhorabuena por escribir tan bien.

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  2. ¡¡Pinta interesante el libro!! Enhorabuena por la reseña.

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Muchas gracias por comentar.
El contenido de la entrada es mi opinión como lectora y por tanto es totalmente subjetiva.